sábado, 24 de mayo de 2014



Elsa… sueña con una gran empresa


                                                                        
                                                               
Elsa Martínez Ospina, madre cabeza de familia, líder comunitaria y emprendedora por vocación, sueña con una gran empresa de tarjetería y empaques, en la que ella recibe los pedidos y ordena los trabajos. Quiere generar empleo para personas de talla baja y otras en situación de discapacidad, excluidas y olvidadas por el Estado y la sociedad.

La idea ya está materializada, mediante un micro negocio, Ved, que estableció en su hogar, en el barrio Santander, al noroccidente de Medellín, Colombia. Allí, ofrece tarjetas y empaques de variados diseños, texturas, tamaños, formas y colores, pero requiere ayuda para su desarrollo, productividad y expansión.

“Algún día voy a estar muy tranquila, búsqueme contactos y póngame a trabajar” afirma, con la seguridad de quien desempeña con maestría el arte de las manualidades. Ya tiene contacto con Comfenalco y Artesanos de Colombia, por lo que espera se abra un abanico de posibilidades.


Creatividad y colorido en Empaques y Tarjetas, Ved. Elsa Martínez, exhibe sus productos en compañía de Andrea Cruz.


Elsa Martínez, alegre y dinámica emprendedora.

Las miradas de burla, discriminación, curiosidad, admiración y lástima que Elsa percibe en la calle, por su estatura de 1 metro con 8 cms., están superadas. “El que se burla, se desgasta… los que no quieren estar conmigo, no importa. Soy como soy y mi vida continúa”. Las amigas le dicen “nos aterra que nos miren…” Ella responde: no importa que miren tanta belleza junta y ríe de buena gana.

Afecto y trato igualitario

La alegría y entusiasmo caracterizan a esta emprendedora, quien disfruta de ser hija, mamá, nieta y amiga, a pesar de las dificultades. Nació en el municipio de Argelia, Oriente antioqueño. Es la mayor de cuatro hijos y la única de talla baja, en la familia. Sus hermanos son Johana, Norman y Carlos.  

Cuando Elsa nació, sus padres Ana Cecilia Ospina y Horacio Martínez, estaban preocupados, porque los médicos  decían que la niña no iba a caminar nunca, que se iba a morir muy joven, si acaso llegaría a los 15 años.

Elsa siempre recibió mimos y afecto por parte de sus padres, abuelos y tíos. Pero, la mamá era muy exigente. Antes de salir para el colegio debía tender la cama y después del almuerzo, en el descanso del medio día, debía barrer y trapear la casa. Todos los hijos tenían obligaciones domésticas. Los hombres, cuidaban los marranos y limpiaban su hábitat. El trato era igual para todos.

Desde niña, aprendió a ser responsable.
La alegría, ha sido una constante en su vida.
                                                                
                                        


Terminó bachillerato en el colegio oficial de Argelia, donde disfrutó de  excelente ambiente académico y recreativo, con todo el personal docente, compañeros y amigas. A Elsa la llamaban para todas las actividades, era muy participativa, apreciada y recochuda. Allí, no sufrió discriminación.

En Argelia, la gente la acogió con gran naturalidad y su vida transcurría sin preocupaciones. Pero, cuando los campesinos llegaban al pueblo a ofrecer sus productos, decían…“mirá allá va la enanita” y otras expresiones despectivas e injuriosas, por lo que su mamá y su hermana enfrentaban a los agresores y peleaban. Así, empezó Elsa a tomar conciencia de que era diferente.

Discriminación absurda

La familia emigró hacia Medellín en 1997, por la violencia, para evitar que a los hermanos de Elsa los reclutara la guerrilla y en busca de un mejor futuro. El cambio fue horrible… Elsa se encerró, no hablaba con nadie, sólo con los compañeros del colegio cuando llegaban a la ciudad y organizaban bailes y sancochos.

En Medellín, un amigo le sugirió que estudiara en el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA. Se inscribió en “Agricultura y especies menores”, en la sede La Salada, al sur de la ciudad. La experiencia fue dura, porque encontró gente ofensiva, por ser de talla baja. Pero, su espíritu alegre y facilidad para comunicarse, hicieron que pronto consiguiera amigos incondicionales.

Luego, los estudiantes recibieron la noticia de que harían prácticas en el Zoológico Santafé de la ciudad. Todos brincaron felices, alborozados. La Trabajadora Social, indicó a Elsa que cuando terminara esa reunión, fuera a su oficina. Elsa estaba radiante y se imaginaba que le encomendarían un trabajo especial. Pero, cuál sería su sorpresa cuando la funcionaria expresó: bueno… cómo le dijera, sin que usted se ofenda… yo sé el problema suyo…  yo sé que usted tiene que llamar la atención… por su estatura…entonces usted no puede hacer prácticas allí. Elsa, conmocionada, reaccionó de inmediato y le respondió: ¡qué pena! si yo quiero llamar la atención, me voy para un rincón sola y no hablo con nadie, me alejo… para que la gente vaya y me busque… se trata de prácticas de jardinería y yo estoy más cerca del piso… pero listo… hasta luego… salió triste… y lloró, amargamente, porque nunca había tenido problema con su estatura, para realizar cualquier actividad.

Los compañeros acudieron a calmar su llanto y a levantarle el ánimo. Al día siguiente, otra funcionaria del SENA, se le acercó para ofrecerle disculpas en nombre de la Institución y de la Trabajadora Social. Elsa, expresó que no le interesaba disculpar a nadie. Finalmente, la enviaron al zoológico para las respectivas pasantías.

Creatividad y emprendimiento

Ese mismo año, 1997, quedó embarazada, sus padres y su familia se enojaron, no se lo esperaban, se asustaron, el anuncio los cogió desprevenidos. Pero, el afecto que siempre los ha unido, afloró en ese momento y Elsa tuvo el apoyo necesario. Después de 9 meses saludables, en 1998, nació por cesárea Valentina Aguirre, de talla promedio, en el Hospital San Vicente de Paúl.

Elsa, mantiene excelentes relaciones con Valentina, su hija mayor.

Elsa asumió su rol de mamá y sus nuevas responsabilidades, con gran entereza, por lo que inició labores en una empresa de confecciones que tenía doña Ana Cecilia, su madre. Allí, pulía y empacaba las prendas. Luego, se dedicó a crear figuras artísticas en foamy, como frutas para nevera, cortineros, letreros con nombres, porta vasos, porta lapiceros, forros para agendas, etc. Estos productos los vendía a vecinos, amigos  y conocidos.


Ahora, Elsa ofrece tarjetas y empaques para toda ocasión.
Calidad y experiencia, garantizan sus productos.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               
El optimismo de Elsa es contagioso.

 Cambio total

En 2009, Elsa volvió a quedar embarazada. Con la protección familiar y en buen estado de salud, trajo al mundo por cesárea a Juan David Martínez, de talla promedio. La llegada de su segundo hijo, marcó una ruta crucial en su camino.

En el año 2011, tuvo un cambio total en su vida, que la llenó de confianza y felicidad. Conoció la Corporación Pequeñas Personas Latinas, CPPL, que preside Wendy Gaviria. Elsa, pensaba que muy pocos eran de talla baja y al descubrir que muchas personas estaban en la misma condición, se le ensanchó el corazón y se llenó de esperanza.

Rubiela, Andrea, Elsa, Ángela y Wendy, en el Parque de la Vida.

Lorena Ramos vio a Elsa en un lugar público y le dijo: ¿Te gustaría compartir con personas como nosotras? Habrá un viaje a Ibagué. Elsa vivía encerrada, no por miedo, sino por las dificultades para utilizar los buses. Sólo salía con sus amigos del pueblo. Luego, Rubiela Múnera, la llamó para invitarla a una reunión, un domingo.

Este encuentro con mujeres y hombres de talla baja fue de hermandad, desde el primer momento. “Cuando llegué, todo el mundo me saludó como si ya me conociera. Wendy me dijo ¡Hola Elsa!. Una super experiencia, conocer personas de la misma estatura. Conocí amigos con calor humano”. Elsa descubrió que tenían los mismos sufrimientos, las mismas burlas e insultos, iguales problemas de salud, similares experiencias de amor y desempleo, los mismos temas para hablar. Con el grupo viajó a Ibagué. Es el oasis que jamás imaginó y que fortalece y alimenta su espíritu.

Elsa con integrantes de la Corporación Pequeñas Personas Latinas, en Bogotá.

"Día Mundial de Personas de Talla Baja" 25 de Octubre. Parque de los Pies Descalzos, Medellín, Colombia 2013

 Manualidades en ferias

La Fundación “Amigos con calor Humano”, ofreció a La Corporación PPL un curso de sistemas, en el cual participó Elsa, quien aprovechó para mostrar a sus compañeros, manualidades que ella elaboraba en foamy. Fue tal su éxito, que la invitaron a participar en una feria artesanal en el Parque de los Deseos y en una fiesta de la familia en Tutucán, en el municipio de Rionegro.

Luego, “Red Medellín”, le hizo una visita en su casa para ver cómo trabajaba y la premió con $600 mil pesos, para compra de materiales. Un grupo del ITM –Instituto Técnico Metropolitano- diseñó la mesa y la silla, donde labora.

En Rionegro, Elsa había visto una máquina traída de Estados Unidos que corta foamy, papel, acetato, cuero, cuerina y otros, costaba $200 mil pesos. Hizo un préstamo y la adquirió. La vendedora se la enseñó a manejar y, además, le enseñó a hacer tarjetas, por lo que se dedicó a tarjetería y empaques personalizados.

Taller adecuado para una excelente producción, con diseño y maquinaria apropiados.


                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              “A mí me gusta ser independiente, rebuscarme la comida para mis hijos, yo sola los traje al mundo, yo asumo esa obligación” manifiesta Elsa. Por eso su empresa se llama Ved  -Valentina, Elsa y David-.

Valentina, Elsa y David, familia unida por el amor.

En 2013, fue elegida por Interactuar, para recibir capacitación en administración, publicidad, costos y mercadeo, en desarrollo del programa “Cuidadores y personas en situación de discapacidad”. Los profesores iban a su casa. En diciembre, en el grado, ganó varios premios como herramientas para trabajar, tarjetas de presentación y pendón. Esa entidad le brinda asesoría permanente.

Dinámica líder comunitaria

Elsa, por recomendación de Wendy Gaviria, se inscribió en 2012, en el Comité Comunal de Discapacidad, de la Comuna 6. Dicho Comité, está conformado por un representante de invidentes, auditivos, personas con problemas cognitivos, con dificultades físicas (en silla de ruedas), síndrome de down y talla baja. Seis en total. Estos voluntarios, buscan aliviar múltiples necesidades de esta población como transporte, salud, educación y empleo.

Medellín tiene 16 comunas, en cada una de las cuales existe un Comité de este tipo. Es decir, son cerca de 100 personas en situación de discapacidad, que trabajan por sus derechos y los de sus semejantes.

Soledad, acompañante, Sergio, Margarita, Alexander, su mamá y Elsa.

En cuanto a salud, es especialmente crítica en personas de talla baja, porque la mayoría carece de diagnóstico. “Aquí, no hay quien lo haga, en Estados Unidos sí, dice Elsa”. Ella, por ejemplo, tuvo dolores en los hombros, al punto de que su hija la debía peinar y la doctora decía que era por mala posición al acostarse. “Pero, los dolores reaparecen, a veces se me quitan. No tenemos doctores que sepan qué remedios mandar, cómo proceder, cuáles alimentos ingerir, cómo evitar el sobrepeso y qué ejercicios realizar”.

Según Elsa, las personas de talla baja padecen gran sufrimiento al subir y bajar escalas, montarse en buses y atravesar registradoras altas y duras. Aunque ella ha recibido buen trato, expresa que falta conciencia entre los conductores, para facilitarles la movilidad. Faltan adecuaciones en transporte, servicios sanitarios públicos y en muchos otros aspectos, para que su calidad de vida mejore. Esta líder, continuará buscando nuevos horizontes para su comunidad.

Elsa, quiere cumplir su sueño de ser empresaria, sacar avante a sus hijos y generar muchos empleos. Usted puede comunicarse con ella en el Celular 312 2369421, Medellín, Colombia.















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