Elsa… sueña con una gran empresa
Elsa Martínez Ospina, madre cabeza de
familia, líder comunitaria y emprendedora por vocación, sueña con una gran
empresa de tarjetería y empaques, en la que ella recibe los pedidos y ordena
los trabajos. Quiere generar empleo para personas de talla baja y otras en
situación de discapacidad, excluidas y olvidadas por el Estado y la sociedad.
La idea ya está materializada, mediante un
micro negocio, Ved, que estableció en su hogar, en el barrio Santander, al
noroccidente de Medellín, Colombia. Allí, ofrece tarjetas y empaques de
variados diseños, texturas, tamaños, formas y colores, pero requiere ayuda para
su desarrollo, productividad y expansión.
“Algún día voy a estar muy tranquila,
búsqueme contactos y póngame a trabajar” afirma, con la seguridad de quien
desempeña con maestría el arte de las manualidades. Ya tiene contacto con
Comfenalco y Artesanos de Colombia, por lo que espera se abra un abanico de
posibilidades.
Creatividad y colorido en Empaques y Tarjetas, Ved. Elsa Martínez, exhibe sus productos en compañía de Andrea Cruz. |
Elsa Martínez, alegre y dinámica emprendedora. |
Las miradas de burla, discriminación,
curiosidad, admiración y lástima que Elsa percibe en la calle, por su estatura
de 1 metro con 8 cms., están superadas. “El que se burla, se desgasta… los que
no quieren estar conmigo, no importa. Soy como soy y mi vida continúa”. Las
amigas le dicen “nos aterra que nos miren…” Ella responde: no importa que miren
tanta belleza junta y ríe de buena gana.
Afecto
y trato igualitario
La alegría y entusiasmo caracterizan a esta
emprendedora, quien disfruta de ser hija, mamá, nieta y amiga, a pesar de las dificultades.
Nació en el municipio de Argelia, Oriente antioqueño. Es la mayor de cuatro
hijos y la única de talla baja, en la familia. Sus hermanos son Johana, Norman
y Carlos.
Cuando Elsa nació, sus padres Ana Cecilia Ospina
y Horacio Martínez, estaban preocupados, porque los médicos decían que la niña no iba a caminar nunca, que
se iba a morir muy joven, si acaso llegaría a los 15 años.
Elsa siempre recibió mimos y afecto por parte
de sus padres, abuelos y tíos. Pero, la mamá era muy exigente. Antes de salir
para el colegio debía tender la cama y después del almuerzo, en el descanso del
medio día, debía barrer y trapear la casa. Todos los hijos tenían obligaciones
domésticas. Los hombres, cuidaban los marranos y limpiaban su hábitat. El trato
era igual para todos.
Desde niña, aprendió a ser responsable. |
La alegría, ha sido una constante en su vida. |
Terminó bachillerato en el colegio oficial de
Argelia, donde disfrutó de excelente
ambiente académico y recreativo, con todo el personal docente, compañeros y
amigas. A Elsa la llamaban para todas las actividades, era muy participativa,
apreciada y recochuda. Allí, no sufrió discriminación.
En Argelia, la gente la acogió con gran
naturalidad y su vida transcurría sin preocupaciones. Pero, cuando los
campesinos llegaban al pueblo a ofrecer sus productos, decían…“mirá allá va la
enanita” y otras expresiones despectivas e injuriosas, por lo que su mamá y su
hermana enfrentaban a los agresores y peleaban. Así, empezó Elsa a tomar
conciencia de que era diferente.
Discriminación
absurda
La familia emigró hacia Medellín en 1997, por
la violencia, para evitar que a los hermanos de Elsa los reclutara la guerrilla
y en busca de un mejor futuro. El cambio fue horrible… Elsa se encerró, no
hablaba con nadie, sólo con los compañeros del colegio cuando llegaban a la
ciudad y organizaban bailes y sancochos.
En Medellín, un amigo le sugirió que estudiara
en el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA. Se inscribió en “Agricultura y
especies menores”, en la sede La Salada, al sur de la ciudad. La experiencia
fue dura, porque encontró gente ofensiva, por ser de talla baja. Pero, su
espíritu alegre y facilidad para comunicarse, hicieron que pronto consiguiera
amigos incondicionales.
Luego, los estudiantes recibieron la noticia
de que harían prácticas en el Zoológico Santafé de la ciudad. Todos brincaron
felices, alborozados. La Trabajadora Social, indicó a Elsa que cuando terminara
esa reunión, fuera a su oficina. Elsa estaba radiante y se imaginaba que le
encomendarían un trabajo especial. Pero, cuál sería su sorpresa cuando la
funcionaria expresó: bueno… cómo le dijera, sin que usted se ofenda… yo sé el
problema suyo… yo sé que usted tiene que
llamar la atención… por su estatura…entonces usted no puede hacer prácticas
allí. Elsa, conmocionada, reaccionó de inmediato y le respondió: ¡qué pena! si
yo quiero llamar la atención, me voy para un rincón sola y no hablo con nadie,
me alejo… para que la gente vaya y me busque… se trata de prácticas de
jardinería y yo estoy más cerca del piso… pero listo… hasta luego… salió triste…
y lloró, amargamente, porque nunca había tenido problema con su estatura, para
realizar cualquier actividad.
Los compañeros acudieron a calmar su llanto y
a levantarle el ánimo. Al día siguiente, otra funcionaria del SENA, se le
acercó para ofrecerle disculpas en nombre de la Institución y de la Trabajadora
Social. Elsa, expresó que no le interesaba disculpar a nadie. Finalmente, la
enviaron al zoológico para las respectivas pasantías.
Creatividad
y emprendimiento
Ese mismo año, 1997, quedó embarazada, sus
padres y su familia se enojaron, no se lo esperaban, se asustaron, el anuncio
los cogió desprevenidos. Pero, el afecto que siempre los ha unido, afloró en
ese momento y Elsa tuvo el apoyo necesario. Después de 9 meses saludables, en 1998,
nació por cesárea Valentina Aguirre, de talla promedio, en el Hospital San
Vicente de Paúl.
Elsa, mantiene excelentes relaciones con Valentina, su hija mayor. |
Elsa asumió su rol de mamá y sus nuevas responsabilidades,
con gran entereza, por lo que inició labores en una empresa de confecciones que
tenía doña Ana Cecilia, su madre. Allí, pulía y empacaba las prendas. Luego, se
dedicó a crear figuras artísticas en foamy, como frutas para nevera,
cortineros, letreros con nombres, porta vasos, porta lapiceros, forros para
agendas, etc. Estos productos los vendía a vecinos, amigos y conocidos.
Ahora, Elsa ofrece tarjetas y empaques para toda ocasión. |
Calidad y experiencia, garantizan sus productos. |
El optimismo de Elsa es contagioso. |
Cambio
total
En 2009, Elsa volvió a quedar embarazada. Con
la protección familiar y en buen estado de salud, trajo al mundo por cesárea a
Juan David Martínez, de talla promedio. La llegada de su segundo hijo, marcó una
ruta crucial en su camino.
En el año 2011, tuvo un cambio total en su
vida, que la llenó de confianza y felicidad. Conoció la Corporación Pequeñas
Personas Latinas, CPPL, que preside Wendy Gaviria. Elsa, pensaba que muy pocos
eran de talla baja y al descubrir que muchas personas estaban en la misma
condición, se le ensanchó el corazón y se llenó de esperanza.
Rubiela, Andrea, Elsa, Ángela y Wendy, en el Parque de la Vida. |
Lorena Ramos vio a Elsa en un lugar público y
le dijo: ¿Te gustaría compartir con personas como nosotras? Habrá un viaje a
Ibagué. Elsa vivía encerrada, no por miedo, sino por las dificultades para
utilizar los buses. Sólo salía con sus amigos del pueblo. Luego, Rubiela
Múnera, la llamó para invitarla a una reunión, un domingo.
Este encuentro con mujeres y hombres de talla
baja fue de hermandad, desde el primer momento. “Cuando llegué, todo el mundo
me saludó como si ya me conociera. Wendy me dijo ¡Hola Elsa!. Una super
experiencia, conocer personas de la misma estatura. Conocí amigos con calor
humano”. Elsa descubrió que tenían los mismos sufrimientos, las mismas burlas e
insultos, iguales problemas de salud, similares experiencias de amor y desempleo,
los mismos temas para hablar. Con el grupo viajó a Ibagué. Es el oasis que
jamás imaginó y que fortalece y alimenta su espíritu.
Elsa con integrantes de la Corporación Pequeñas Personas Latinas, en Bogotá. |
"Día Mundial de Personas de Talla Baja" 25 de Octubre. Parque de los Pies Descalzos, Medellín, Colombia 2013 |
Manualidades
en ferias
La Fundación “Amigos con calor Humano”,
ofreció a La Corporación PPL un curso de sistemas, en el cual participó Elsa,
quien aprovechó para mostrar a sus compañeros, manualidades que ella elaboraba en
foamy. Fue tal su éxito, que la invitaron a participar en una feria artesanal
en el Parque de los Deseos y en una fiesta de la familia en Tutucán, en el
municipio de Rionegro.
Luego, “Red Medellín”, le hizo una visita en
su casa para ver cómo trabajaba y la premió con $600 mil pesos, para compra de
materiales. Un grupo del ITM –Instituto Técnico Metropolitano- diseñó la mesa y
la silla, donde labora.
En Rionegro, Elsa había visto una máquina traída
de Estados Unidos que corta foamy, papel, acetato, cuero, cuerina y otros, costaba
$200 mil pesos. Hizo un préstamo y la adquirió. La vendedora se la enseñó a
manejar y, además, le enseñó a hacer tarjetas, por lo que se dedicó a
tarjetería y empaques personalizados.
Taller adecuado para una excelente producción, con diseño y maquinaria apropiados. |
“A mí me gusta ser independiente, rebuscarme la comida para mis hijos, yo sola los traje al mundo, yo asumo esa obligación” manifiesta Elsa. Por eso su empresa se llama Ved -Valentina, Elsa y David-.
Valentina, Elsa y David, familia unida por el amor. |
En 2013, fue elegida por Interactuar, para
recibir capacitación en administración, publicidad, costos y mercadeo, en
desarrollo del programa “Cuidadores y personas en situación de discapacidad”.
Los profesores iban a su casa. En diciembre, en el grado, ganó varios premios
como herramientas para trabajar, tarjetas de presentación y pendón. Esa entidad
le brinda asesoría permanente.
Dinámica
líder comunitaria
Elsa, por recomendación de Wendy Gaviria, se
inscribió en 2012, en el Comité Comunal de
Discapacidad, de la Comuna 6. Dicho Comité, está conformado por un
representante de invidentes, auditivos, personas con problemas cognitivos, con
dificultades físicas (en silla de ruedas), síndrome de down y talla baja. Seis
en total. Estos voluntarios, buscan aliviar múltiples necesidades de esta
población como transporte, salud, educación y empleo.
Medellín tiene 16 comunas, en cada una de las
cuales existe un Comité de este tipo. Es decir, son cerca de 100 personas en situación de discapacidad, que trabajan
por sus derechos y los de sus semejantes.
Soledad, acompañante, Sergio, Margarita, Alexander, su mamá y Elsa. |
En cuanto a salud, es especialmente crítica
en personas de talla baja, porque la mayoría carece de diagnóstico. “Aquí, no
hay quien lo haga, en Estados Unidos sí, dice Elsa”. Ella, por ejemplo, tuvo
dolores en los hombros, al punto de que su hija la debía peinar y la doctora
decía que era por mala posición al acostarse. “Pero, los dolores reaparecen, a
veces se me quitan. No tenemos doctores que sepan qué remedios mandar, cómo
proceder, cuáles alimentos ingerir, cómo evitar el sobrepeso y qué ejercicios
realizar”.
Según Elsa, las personas de talla baja
padecen gran sufrimiento al subir y bajar escalas, montarse en buses y
atravesar registradoras altas y duras. Aunque ella ha recibido buen trato,
expresa que falta conciencia entre los conductores, para facilitarles la movilidad.
Faltan adecuaciones en transporte, servicios sanitarios públicos y en muchos otros
aspectos, para que su calidad de vida mejore. Esta líder, continuará buscando
nuevos horizontes para su comunidad.
Elsa,
quiere cumplir su sueño de ser empresaria, sacar avante a sus hijos y generar
muchos empleos. Usted puede comunicarse con ella en el Celular 312 2369421,
Medellín, Colombia.
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